¡Por fin estás de vacaciones! Todo el año deseando que lleguen estos días de merecido descanso y desconexión.

Pero ahora que están aquí… ¿se te ha pasado por la cabeza una sombra de preocupación pensando en esos kilos que vas a coger?

Todo el año cuidándote y ahora sospechas que en unos pocos días vas a tirar por la borda el esfuerzo del resto del año…

Si esta situación te resulta familiar, te animo a seguir leyendo y descubrirás algunas recomendaciones para disfrutar de las vacaciones sin engordar ni un kilo. ¡Porque es posible!

Ponte un objetivo realista

Las vacaciones de verano son la época del año en la que es más fácil coger kilos. ¡A veces muchos kilos!

Por eso, plantearse no engordar, o engordar poco, puede ser un objetivo realista.

Por ejemplo, si estás en pleno proceso de pérdida de peso, no engordar durante las vacaciones puede ser un buen objetivo. Así no desharás camino y luego no se te hará cuesta arriba seguir el proceso.

Si estás intentando mantener un peso saludable y en tu experiencia de otros años las vacaciones suponían engordar 4 kg, puede ser un objetivo razonable intentar no engordar más de 1 o 2 kg este año.

¿Intentar adelgazar durante las vacaciones? Personalmente me parece poco realista. Y plantearte un objetivo poco realista solo te conducirá a la frustración.

Piensa lo difícil que resulta adelgazar durante el resto del año, con horarios mucho más organizados, menos salidas…

No te des vacaciones de la dieta

Tener un objetivo que parece menos ambicioso que durante el resto del año, no implica en absoluto que te puedas dar “vacaciones de la dieta”.

Si piensas de esa manera te adelanto que estás perdida.

Las personas que al llegar las vacaciones piensan cosas del estilo: “ahora me lo puedo permitir”, “total, es una vez al año”, “ahora me lo he merecido”…  son personas que no son capaces de mantener el peso y tienden a engordar.

Piensa que disfrutar de las vacaciones, y darse algunos caprichos, no tiene por qué estar reñido con seguir los básicos de una alimentación saludable:

  • Comer a diario fruta y verdura
  • Comer pescados y legumbres varias veces por semana
  • Mantener unos horarios más o menos regulares de comidas
  • No abusar de los dulces y el alcohol

Compensa los excesos

¿Que va a haber excesos algunos días? ¡Claro, son vacaciones!

¡Habrá situaciones que lo merezcan!

¿Que la paella que hemos encargado está de muerte y he comido un poco de más?, pues por la noche intento hacer una cena más ligera, con una ensalada y un yogur y a la cama.

¿Que la noche es joven e invita a tomar un par de copas?, pues me las tomo y al día siguiente no tomo copas y me pido un agua con gas.

¿Que los helados de esa heladería son artesanales y hay que probarlos?, pues me como una tarrina pequeña (que me sabe a gloria) y al día siguiente ya no hay helado y meriendo sandía.

Cuidar el peso no tiene por qué estar reñido con disfrutar de la vida.

Aprender a ver los tonos de gris, el término medio. No vale todo, pero tampoco vale prohibirse todo.

Otra cosa que también ayuda a minimizar los daños es tener unas vacaciones activas.Invierte tiempo en moverte: andar por la playa, nadar, montar en bici… Todo lo que puedas gastar es bienvenido.

Vigila tu peso con frecuencia

Pésate con frecuencia en la báscula de casa o en una farmacia. Al menos una vez a la semana. Eso te da margen de maniobra.

Si ves que la báscula sube, recapacita. ¿En qué te estás pasando? ¿Por dónde puedes recortar?

Y nunca dejes de pesarse, especialmente si la estás liando. Como digo a mis pacientes: nada de hacer el avestruz. Eso de esconder la báscula cuando estas engordando para no “amargarte” el verano es un engañabobos. Te vas a arrepentir después, cuando ya no tenga remedio.

Todo incluido en el hotel

Los todo incluido son un tiro en el pie. Muchos pacientes me dicen que es la forma de estar de vacaciones de verdad, sin tener que cocinar en ningún momento, pero para las personas con tendencia a engordar, este tipo de plan puede ser muy, muy arriesgado.

Es fácil comer demasiado, porque hay tanta oferta de alimentos que a poquito que comas de cada cosa te acabas comiendo una montaña. Y siempre hay alimentos tentadores y poco saludables que cuesta mucho pasar por alto. Y luego está el “gen rentabilizador” que nos sale a todos: “ya que lo he pagado lo tengo que amortizar”.

Si aún estás a tiempo, piensa si de verdad no puedes disfrutar tus vacaciones en otro régimen de alojamiento.

Te dejo unos consejos prácticos para que el bufé del hotel no te pase factura.

Los desayunos en el hotel:

Empezar bien el día te dará fuerza para afrontar el resto del día. Si empiezas pasándote, es fácil entrar en espiral y pensar: “total, hoy ya está perdido, mañana lo arreglo”.

  • Toma un buen plato de fruta cortada. El resto del día es fácil no volver a ver la fruta.
  • También es buen momento para tomar leche y/o yogur porque tampoco encontrarás más lácteos en el resto del día.
  • Toma alguna de forma de pan o cereales integrales y evita la bollería. Piensa que habrá muchas más ocasiones en el día para tomar dulces (los postres, los helados en el paseo marítimo…).
  • Los huevos, quesos y embutidos también te aconsejo evitarlos o reducirlos mucho, porque en la comida y cena habrá alimentos proteicos de sobra.

Las comidas y cenas de bufé:

Si quieres cuidarte vas a poder. Siempre vas a tener oferta saludable.

  • Levántate solo 1 vez para coger la comida. Como mucho una vez más para el postre. Si te levantas varias veces perderás la noción de cuánto has comido.
  • En cada comida elige un primero y un segundo. No intentes probar todo en el mismo día. A poco que comas de cada cosa, es fácil que acabes comiendo demasiado.
  • Recuerda incluir en todas las comidas y cenas una verdura (ensalada, gazpacho, verduras asadas…)
  • Elige como postre habitual fruta o yogur. No comas postre dulce todas las comidas, déjalo para algunos días especiales.

El secreto para no engordar

En resumen, yo creo que el secreto está en comer de forma consciente. Buscar conscientemente los alimentos saludables que hay que comer todos los días para sentirse bien. Ser consciente de cuándo se está haciendo un exceso para cortarse por otro lado… ¡Y disfrutar conscientemente de cada momento!

¡Te deseo unas felices y saludables vacaciones!