¡Enhorabuena! Dejar de fumar es la mejor decisión que has podido tomar para tu salud.
¿Te preocupa ganar unos kilos durante el proceso? Te aseguro que dejar de fumar es un beneficio tan grande para tu salud, que puedes permitirte los “daños colaterales” de subir un poco de peso.
Se calcula que dejar de fumar pude equivaler al beneficio para la salud de perder la friolera de 40 kilos. ¡Es imposible que engordes 40kg por dejar de fumar! Aunque engordes 2, 4 o 10kg, y eso sea evidentemente malo para tu salud, siempre será menos malo que seguir fumando.
Mi consejo es que te centres en el objetivo de dejar de fumar, por encima de todo lo demás, porque realmente merece la pena.
¡Con eso no quiero mandarte el mensaje de que te rindas y engordes sin control!
Prestando un poco de atención a la alimentación y con algunos trucos, se puede evitar engordar de forma descontrolada.
¿Dejar de fumar engorda?
Por desgracia, para muchas personas, sí.
Especialmente si eres una persona con tendencia a engordar.
¿Por qué engorda dejar de fumar? Hay varios motivos que lo explican:
- En primer lugar, fumar acelera el metabolismo, de forma que cuando lo dejas, tu metabolismo vuelve a su ser. Eso significa que quemas menos calorías y comiendo lo mismo te engorda más.
- Además, la nicotina también suprime el apetito. Cuando dejas de fumar sientes más hambre.
- Dejar de fumar produce ansiedad y muchas personas tratan de calmar esta sensación con comida.
- Otras veces, es el hábito de llevar la mano a la boca, que se suple con picotear.
- Y además, a los pocos días de dejar de fumar el sentido del gusto se recupera y la comida y la bebida sabe mejor, así que es normal que apetezca comer más.
Pero, que suela ocurrir, y que existan motivos que lo justifiquen, no significa que no se pueda controlar.
¿Me pongo a dieta a la vez que dejo de fumar?
Mucha gente se lo plantea de esta forma. Como tiene mucho miedo a engordar, decide empezar un a dieta de pérdida de peso a la vez que deja el tabaco.
Esto no es una buena idea. Como se suele decir: “quien mucho abarca, poco aprieta”.
Una dieta restrictiva cuando se tienen los nervios a flor de piel solo puede hacer que se sienta más ansiedad.
No seguir una dieta para perder peso no significa que no se pueda vigilar la alimentación. Eso sí lo recomiendo. Pero no te pongas como objetivo adelgazar cuando estás dejando de fumar, porque es muy probable que eso no lo puedas cumplir y entonces te sientas frustrado.
Piensa que no ganar ningún kilo es un objetivo más que digno. Incluso ganar poco también es razonable. Si consigues que no sean más de 2 o 3 kilos, luego, cuando hayas superado la ansiedad por el tabaco, perderlos será fácil.
Hacer una dieta equilibrada
Seguir una dieta adecuada, durante los primeros meses en los que dejas de fumar, va a ayudarte a evitar un aumento descontrolado de peso y a sentirte mejor, con menos ansiedad.
Seguir un perfil de dieta mediterránea, con muchos alimentos vegetales, un montón de fibra y antioxidantes, te permitirá sentirse saciado con alimentos poco calóricos.
Y piensa que también va a ayudar a “sanar” los tejidos que han estado sufriendo con el tabaco.
Estos son los puntos clave para que hagas una dieta sana:
- Comer a diario 3 piezas de fruta fresca. Que una fruta al día sea rica en vitamina C (cítricos, kiwi, fresas…)
- Comer verduras a diario. Incluir verdura tanto en la comida como en la cena. Tratar de incluir verduras crudas (como una ensalada o gazpacho) una vez al día.
- Comer a diario 2 o 3 raciones de lácteos bajos en grasa (leche o yogures).
- Comer legumbre 3 o 4 veces a la semana (garbanzos, lentejas, judías, guisantes o habas). Cocinada sin grasa.
- Comer pescado 4 veces a la semana y al menos 2 días pescado azul (salmón, atún, sardinas, caballa, jurel, palometa, trucha, emperador…)
- Reducir el consumo de embutidos a 1 día a la semana.
- Evitar consumir alimentos precocinados, comida rápida, bollería industrial y snaks.
- Emplear aceite de oliva virgen para cocinar todo.
Hacer ejercicio físico
El ejercicio físico es el mejor ansiolítico que existe. Si haces ejercicio vas a sentirte más relajado y de mejor humor. ¡Y, además, vas a quemar calorías extra!
Cuando se está dejando de fumar, controlar la ansiedad es prioritario. Si sólo intentas controlar lo que comes, eso puede generarte más ansiedad todavía.
Intenta hacer, al menos, 30 minutos de actividad física moderada 5 días a la semana (andar, pasear en bicicleta…).
También es un buen momento para plantearse empezar algún tipo de actividad: gimnasio, natación, clases de tenis, de baile, de patinaje… Piensa que todo el dinero que vas a ahorrar en tabaco lo puedes invertir en una actividad deportiva que te guste.
Cosas que ayudan
- Evita la cafeína (café, té, coca-cola o refrescos energéticos). La cafeína puede empeorar los síntomas de ansiedad. Se puede tomar café descafeinado, infusiones sin cafeína o refrescos sin azúcar y sin cafeína.
- Evita el alcohol. Porque desinhibe y es muy fácil pensar “total porque me fume uno…” y ya tienes la recaída asegurada. Además se suele tener asociado el consumo de alcohol con fumar.
- Bebe mucha agua. Lleva contigo una botella. Cada vez que eches de menos el cigarro da un pequeño sorbo. Si sientes que necesitas comer algo, intenta beber un poco de agua primero.
- Lleva contigo chicles o caramelos sin azúcar. Prueba si en el momento de la ansiedad puedes evitar comer otra cosa tomándote un chicle.
- Ten siempre a mano snacks saludables y bajos en calorías. Lleva contigo fruta, palitos de zanahoria, tomatitos cherry, yogures de beber…si tienes necesidad de comer algo que siempre sea algo saludable y poco calórico. Evita las patatas fritas, snacks, las galletas, los bollos, los chocolates… los frutos secos o los panes como los colines pueden ser saludables pero son muy calóricos.
- Si tienes mucha ansiedad por dulce, prueba a tomar gelatina sin azúcar, compota de manzana sin azúcar o un biscote con mermelada light.
- Si tienes ansiedad por salado prueba con encurtidos como pepinillos, cebollitas…
- Cambia tus rutinas. Todo el mundo suele asociar el cigarro a ciertas rutinas. El ejemplo clásico es el café del desayuno. Una estrategia que puede ayudar es cambiar el desayuno: en lugar de café toma un yogur con cereales.
- Para entretenerte después de comer puedes intentar ponerte en la boca un palillo o una pajita. Puede ayudarte lavarte los dientes nada más comer.
- Aprende a hacer respiraciones o mindfulness para controlar los momentos de ansiedad.
- Puedes buscar ayuda profesional si te ves muy superado. Habla con tu médico. Existen tratamientos farmacológicos que te pueden ayudar.
Si llevar la teoría a la práctica te está costando y no te sientes capaz de hacerlo por tu cuenta, no dudes en ponerte en contacto conmigo para que te ayude en este proceso.
¡Juntos seremos capaces!
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